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quinta-feira, 26 de julho de 2018

Papa llama a Jesús de un tonto, un inmundo y de un alcahuete. INCREÍBLE!!


Papa llama a Jesús de un tonto, un inmundo y de un alcahuete. INCREÍBLE!!
Papa Francisco llama a Jesucristo de un tonto, de un inmundo y de "alcahuete" pero, en vez de Cristo acusar a los acusadores de la mujer que fue hallada en adulterio, Jesús en cambio sigue mudo escribiendo en el polvo los pecados de cada uno de los acusadores, sin nombrarlos a ellos, quienes, al ver escritos sus pecados en el suelo, uno a uno se averguenzan y se retiran, hasta que no quedó NINGUNO para acusarla a la mujer.

El Papa en cambio, llama a Jesús de "alcahuete" porque , en su raciocinio quizás piense que Jesús denunció públicamente los pecados de los acusadores de esta mujer, quien había sido conducida a esa vida de adulterio por su propio tío, quien estaba entre los acusadores. Pero ya vimos que Jesús no denunció a nadie, sólo escribió los pecados de los acusadores en el polvo para que sean borrados rápidamente.



                            https://youtu.be/dKEg0RhY4Wg
                                                  Llama a Jesús de un tonto, de un inmundo y "alcahuete".

Al par que profesaban reverencia por la ley, los rabinos, al presentar la acusación contra la mujer, estaban violando lo que la ley establecía. Era el deber del esposo iniciar la acción contra ella. Y las partes culpables debían ser castigadas por igual. La acción de los acusadores no tenía ninguna autorización. Jesús, por lo tanto, les hizo frente en su propio terreno. La ley especificaba que al castigar por apedreamiento, los testigos del caso debían arrojar la primera piedra. Levantándose entonces, y fijando sus ojos en los ancianos maquinadores, Jesús dijo: “El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.” Y volviéndose a agachar, continuó escribiendo en el suelo. {DTG 425.5}

No había puesto de lado la ley dada por Moisés, ni había usurpado la autoridad de Roma. Los acusadores habían sido derrotados. Ahora, habiendo sido arrancado su manto de pretendida santidad, estaban, culpables y condenados, en la presencia de la pureza infinita. Temblaban de miedo de que la iniquidad oculta de sus vidas fuese revelada a la muchedumbre; y uno tras otro, con la cabeza y los ojos bajos, se fueron furtivamente, dejando a su víctima con el compasivo Salvador. {DTG 426.1}

Jesús se enderezó y mirando a la mujer dijo: “¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más {DTG 426.2} "El Deseado de Todas las Gentes", año 1880, 

La mujer había estado temblando de miedo delante de Jesús. No se atrevía a alzar sus ojos al rostro del Salvador, sino que esperaba silenciosamente su suerte. Con asombro vió a sus acusadores apartarse mudos y confundidos; luego cayeron en sus oídos estas palabras de esperanza: “Ni yo te condeno: vete y no peques más, Su corazón se enterneció, y se arrojó a los pies de Jesús, expresando con sollozos su amor agradecido, confesando sus pecados con amargas lágrimas{DTG 426.3}

Esto fué para ella el principio de una nueva vida, una vida de pureza y paz, consagrada al servicio de Dios. Al levantar a esta alma caída, Jesús hizo un milagro mayor que al sanar la más grave enfermedad física. Curó la enfermedad espiritual que es para muerte eterna. Esa mujer penitente llegó a ser uno de sus discípulos más fervientes. Con amor y devoción abnegados, retribuyó su misericordia perdonadora{DTG 426.4}

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