Materia Completa de Alberto Villasana en siguiente link: PARUSÍA de Alberto Villasana
El mayor problema que presenta esta teoria, que no es bíblica, es que durante el milenio con Jesus en la Tierra, ademas de no ser viable porque Jesus en Su gloria no se va a contaminar tocando, pisando un planeta todo contaminado por 6000 años de pecado. Èl viene en Su gloria y poder, no viene reducido, humillado a la forma humana como un bebe. Por otro lado, no podrían ser nunca 1000 años de paz en ese milenio en la Tierra siendo que el principe de esta Tierra esta suelto, es Satanas. La Biblia dice que va a quedar preso en el abismo, siendo el abismo la forma irregular y vacía de la Tierra que tenía al comienzo en Genesis 1:1 antes de darle forma y como quedará la Tierra toda destruida tras la 2ª venida en gloria de Jesús. Por tanto, esto solo se consigue, dejar a Satanás preso en el abismo, dejando a la Tierra desolada tal como quedara con Su presencia cuando venga Jesus y , sin tocar la superficie de la tierra destrozará todo, quedará desquebrajada toda la superficie terrestre y morirán todos los impíos (la primera muerte), con lo que Satanás queda asi preso en la Tierra , en el abismo sin nadie a quien tentar, Satanás y sus ángeles caídos solos aquí presos.
El mayor problema que presenta esta teoria, que no es bíblica, es que durante el milenio con Jesus en la Tierra, ademas de no ser viable porque Jesus en Su gloria no se va a contaminar tocando, pisando un planeta todo contaminado por 6000 años de pecado. Èl viene en Su gloria y poder, no viene reducido, humillado a la forma humana como un bebe. Por otro lado, no podrían ser nunca 1000 años de paz en ese milenio en la Tierra siendo que el principe de esta Tierra esta suelto, es Satanas. La Biblia dice que va a quedar preso en el abismo, siendo el abismo la forma irregular y vacía de la Tierra que tenía al comienzo en Genesis 1:1 antes de darle forma y como quedará la Tierra toda destruida tras la 2ª venida en gloria de Jesús. Por tanto, esto solo se consigue, dejar a Satanás preso en el abismo, dejando a la Tierra desolada tal como quedara con Su presencia cuando venga Jesus y , sin tocar la superficie de la tierra destrozará todo, quedará desquebrajada toda la superficie terrestre y morirán todos los impíos (la primera muerte), con lo que Satanás queda asi preso en la Tierra , en el abismo sin nadie a quien tentar, Satanás y sus ángeles caídos solos aquí presos.
2ª Venida y Milenio de Paz en el Cielo con Jesús:
El problema com esa vision católica
de Alberto Villasana es que ignora por completo varias verdades bíblicas que,
analizadas en conjunto, te informan claramente que Jesus, una vez terminado el
Juicio de Investigación (1ª fase del juicio) que se encuentra realizando en el Santuario
Celestial desde 1844, inicio de la purificación del santuario (Daniel 8:14),
determinando así quién se salva y quién no de todos los humanos muertos de
todos los tiempos y los vivos, vendrá sí, todo ojo lo verá, pero no tocará ni
pisará la superficie de la tierra, toda contaminada por el pecado, sino que
quedará suspenso en el aire adonde se dirigirán primero todos los justos
muertos resucitados (ante Su orden) y después, en seguida, los justos vivos transformados
en cuerpo incorruptible. Ambos grupos de justos, vivos y muertos se encontrarán
en el aire con Jesús y sus ángeles y seremos transportados al Cielo en donde
reinaremos con Jesús durante 1000 años EN EL CIELO Y NO EN LA TIERRA.. En ese
periodo en el cielo los justos revisaremos los juicios de Dios hacia las
personas o seres queridos que quisiéramos consultar porque es que no están en el cielo, y, podremos revisar todos esos casos y comprobar asi la justicia de
Jesus en Su juicio (2ª fase del juicio: Juicio Revisional)..
EL PROPIO JESÙS NOS INDICÒ QUE NOS LLEVARÌA AL CIELO CUANDO VINIERE:
"En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
Y adonde yo voy sabéis el camino.» Juan 14: 2-4 Bib de Jerusalén.
EL PROPIO JESÙS NOS INDICÒ QUE NOS LLEVARÌA AL CIELO CUANDO VINIERE:
"En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
Y adonde yo voy sabéis el camino.» Juan 14: 2-4 Bib de Jerusalén.
Durante ese milenio, la
tierra quedará desolada y vacía con cuerpos de los impíos todos muertos, porque
no soportarán la glora de Jesus de Su 2ª venida, que es fuego consumidor para los impíos, y
nadie los enterrará. Satanás quedará preso en el abismo (la tierra desolada)
sin nadie a quien tentar, ese será un castigo tremendo para él, pues no podrá
se divertir con nada ni con nadie para quien tentar, ningún ser humano, porque
estarán los impíos todos muertos, es decir, durmiendo, en estado totalmente inconsciente,
como lo están en el ‘cementerio’, palabra griega que significa ‘dormitorio’; “ Porque los que viven
saben que han de morir: mas los muertos nada saben,….” Eclesiastes
9:5,6.
Fijate como lo describe la
Biblia a todo esto:
1 Tesalonisenses 4:
16.El
Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del
cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar.
17.Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos,
seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los
aires. Y así estaremos siempre con el Señor.
18.Consolaos, pues, mutuamente con estas
palabras. (1 Tesalon 4:16-18 Bib de Jerusalén).
HABRÁ DOS RESURRECCIONES: Primero ocurre la “resurrección para la vida” de
los justos en la 2ª venida de Jesus a la Tierra y, luego de 1000 años, la segunda
resurrección, la “resurrección para la condenación” de los impíos en la 3ª
venida de Jesús a la Tierra.
Esto lo describe Juan:
“No os maravilléis de esto; porque
vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
Y los que hicieron bien, saldrán á resurrección de vida; mas los que hicieron mal, á resurrección de condenación.” Juan 5:28,29.
Y los que hicieron bien, saldrán á resurrección de vida; mas los que hicieron mal, á resurrección de condenación.” Juan 5:28,29.
Apocalipsis 20:
1. Y VI un ángel descender del cielo,
que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano.
2. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años;
3. Y arrojólo al abismo, y le encerró, y selló sobre él, para que no engañe más á las naciones, hasta que mil años sean cumplidos: y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo.
4. “…..y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (reinaron con cristo en el Cielo, la tierra esta desolada)
5. Mas los otros muertos no tornaron á vivir hasta que sean cumplidos mil años. Esta es la primera resurrección.
6. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
7. Y cuando los mil años fueren cumplidos, Satanás será suelto de su prisión,
8. Y saldrá para engañar las naciones (2ª resurrección, resurrección de los impíos para la condenación, Jesús regresa a la Tierra – 3ª venida) que están sobre los cuatro ángulos de la tierra, á Gog y á Magog, á fin de congregarlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.
9. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y circundaron el campo de los santos, y la ciudad amada: y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró.
10. Y el diablo que los engañaba, fué lanzado en el lago de fuego y azufre, donde está la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche para todo o siempre.
2. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años;
3. Y arrojólo al abismo, y le encerró, y selló sobre él, para que no engañe más á las naciones, hasta que mil años sean cumplidos: y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo.
4. “…..y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (reinaron con cristo en el Cielo, la tierra esta desolada)
5. Mas los otros muertos no tornaron á vivir hasta que sean cumplidos mil años. Esta es la primera resurrección.
6. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
7. Y cuando los mil años fueren cumplidos, Satanás será suelto de su prisión,
8. Y saldrá para engañar las naciones (2ª resurrección, resurrección de los impíos para la condenación, Jesús regresa a la Tierra – 3ª venida) que están sobre los cuatro ángulos de la tierra, á Gog y á Magog, á fin de congregarlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.
9. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y circundaron el campo de los santos, y la ciudad amada: y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró.
10. Y el diablo que los engañaba, fué lanzado en el lago de fuego y azufre, donde está la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche para todo o siempre.
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14. Y el infierno (hades = sepulcro)
y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
15. Y el
que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de
fuego.”, Apocalipsis 20: 1-15.
COMENTARIOS SOBRE APOC 20: 1-15.
A la venida de Cristo los
impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el soplo de su boca y destruídos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su
pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. “He
aquí que Jehová vaciará la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la
volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes.” “La tierra será enteramente
vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra.”
“Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto
eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella
son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra.” Isaías 24:1, 3,
5, 6 (VM). {CS54 715.2}
Toda la tierra tiene el
aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruídas
por el terremoto, los árboles desarraigados, las rocas escabrosas arrojadas por
el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie
de ésta, al paso que grandes cuevas señalan el sitio donde las montañas fueron
rasgadas desde sus cimientos. {CS54 715.3}.
Según se desprende de
otros pasajes bíblicos, es de toda evidencia que la expresión “abismo” (Ap.
20:1, 3) se refiere a la tierra en estado de confusión y tinieblas. Respecto a la condición de
la tierra “en el principio,” la narración bíblica dice que “estaba desordenada
y vacía; y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo.” Génesis 1:2. Las profecías enseñan que será reducida, en parte
por lo menos, a ese estado. Contemplando a través de los siglos el gran día de
Dios, el profeta Jeremías dice: “Miro hacia la tierra, y he aquí que está
desolada y vacía; también hacia los cielos miro, mas no hay luz en ellos. Miro
las montañas, y he aquí que están temblando, y todas las colinas se conmueven.
Miro, y he aquí que no parece hombre alguno, y todas las aves del cielo se han
fugado. Miro, y he aquí el campo fructífero convertido en un desierto, y todas
sus ciudades derribadas.” Jeremías 4:23-26 (VM). {CS54
716.3}
Aquí es donde, con sus
malos ángeles, Satanás hará su morada durante mil años. Limitado a la tierra,
no podrá ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En
este sentido es cómo está atado: no queda nadie en quien pueda ejercer su
poder. Le es del todo imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por
tantos siglos fué su único deleite. {CS54 717.1}
Durante seis mil años, la
obra de rebelión de Satanás “hizo temblar la tierra.” El “convirtió el mundo en
un desiert’, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba, para
que volviesen a casa.” Durante seis mil años, su prisión [la tumba] ha recibido
al pueblo de Dios, y lo habría tenido cautivo para siempre, si Cristo no
hubiese roto sus cadenas y libertado a los que tenía presos. {CS54 717.3}
Hasta los malos se encuentran
ahora fuera del poder de Satanás; y queda solo con sus perversos ángeles para
darse cuenta de los efectos de la maldición originada por el pecado. “Los reyes
de las naciones, sí, todos ellos yacen con gloria cada cual en su propia casa
[el sepulcro]; ¡mas tú, arrojado estás fuera de tu sepulcro, como un retoño
despreciado! ... No serás unido con ellos en sepultura; porque has destruido tu
tierra, has hecho perecer a tu pueblo.” Isaias 14:18-20
(VM). {CS54 718.1}
Durante mil años, Satanás
andará errante de un lado para otro en la tierra desolada, considerando los
resultados de su rebelión contra la ley de Dios. Todo este tiempo, padece
intensamente. Desde su caída, su vida de actividad continua sofocó en él la
reflexión; pero ahora, despojado de su poder, no puede menos que contemplar el
papel que desempeñó desde que se rebeló por primera vez contra el gobierno del
cíelo, mientras que, tembloroso y aterrorizado, espera el terrible porvenir en
que habrá de expiar todo el mal que ha hecho y ser castigado por los pecados
que ha hecho cometer. {CS54 718.2}
Durante los mil años que
transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el
juicio de los impíos. El apóstol Pablo señala este juicio como un
acontecimiento que sigue al segundo advenimiento. “No juzguéis nada antes de
tiempo, hasta que venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de
las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones.” 1 Corintios 4:5
(VM). Daniel declara que cuando vino el Anciano de días,
“se dió el juicio a los santos del Altísimo.” Daniel 7:22. En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios.
San Juan dice en el Apocalipsis: “Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les
fué dado juicio.” “Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil
años.” Apocalipsis 20:4, 6. Entonces será cuando, como está predicho por San Pablo “los santos han
de juzgar al mundo.” 1 Corintios 6:2. Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el
libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos
que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que
sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el
libro de la muerte. {CS54 718.4}
También Satanás y los
ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. San Pablo dice: “¿No sabéis
que hemos de juzgar a los ángeles?”Vers. 3. Y San Judas declara que “a los ángeles que no guardaron su original
estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones
eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día.” Judas 6 (VM). {CS54 719.1}
Al fin de los mil años
vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y
comparecerán ante Dios para la ejecución del “juicio decretado.’ Así el
escritor del Apocalipsis, después de haber descrito la resurrección de los
justos, dice: “Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos
mil años.” Apocalipsis 20:5. E Isaías declara, con respecto a los impíos: “Serán juntados como se
juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados al suplicio.” Isaías 24:22
(VM). {CS54 719.2}
Asistir este video de 7 minutos
que resume los acontecimientos del milenio en el Cielo de los justos:
El Milenio
El fin del conflicto
Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Le acompaña la hueste de los redimidos, y le sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que resuciten para recibir su condenación. Se levanta su gran ejército, innumerable como la arena del mar. ¡Qué contraste entre ellos y los que resucitaron en la primera resurrección! Los justos estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos llevan las huellas de la enfermedad y de la muerte. {CS54 720.1}
Todas las miradas de esa inmensa multitud se vuelven para contemplar la gloria del Hijo de Dios. A una voz las huestes de los impíos exclaman: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” No es el amor a Jesús lo que les inspira esta exclamación, sino que el poder de la verdad arranca esas palabras de sus labios. Los impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma enemistad hacía Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su vida pasada, pues de nada les serviría. Toda una vida de pecado no ablandó sus corazones. De serles concedido un segundo tiempo de gracia, lo emplearían como el primero, eludiendo las exigencias de Dios e incitándose a la rebelión contra él. {CS54 720.2}
Cristo baja sobre el Monte de los Olivos, de donde ascendió después de su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa de su regreso. El profeta dice: “Vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.” “Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está frente de Jerusalem a la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio ... haciendo un muy grande valle.” “Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.” Zacarías 14:5. 4, 9. La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad. {CS54 720.3}
Entonces Satanás se prepara para la última tremenda lucha por la supremacía. Mientras estaba despojado de su poder e imposibilitado para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido y desgraciado; pero cuando resucitan los impíos y ve las grandes multitudes que tiene al lado suyo, sus esperanzas reviven y resuelve no rendirse en el gran conflicto. Alistará bajo su bandera a todos los ejército;; de los perdidos y por medio de ellos tratará de ejecutar sus planes. Los impíos son sus cautivos. Al rechazar a Cristo aceptaron la autoridad del jefe de los rebeldes. Están listos para aceptar sus sugestiones y ejecutar sus órdenes.
Entre aquella inmensa muchedumbre se cuentan numerosos representantes de la raza longeva que existía antes del diluvio; hombres de estatura elevada y de capacidad intelectual gigantesca, que habiendo cedido al dominio de los ángeles caídos, consagraron toda su habilidad y todos sus conocimientos a la exaltación de sí mismos; hombres cuyas obras artísticas maravillosas hicieron que el mundo idolatrase su genio, pero cuya crueldad y malos ardides mancillaron la tierra y borraron la imagen de Dios, de suerte que el Creador los hubo de raer de la superficie de la tierra. Allí hay reyes y generales que conquistaron naciones, hombres valientes que nunca perdieron una batalla.
Satanás consulta con sus ángeles, y luego con esos reyes, conquistadores y hombres poderosos. Consideran la fuerza y el número de los suyos, y declaran que el ejército que está dentro de la ciudad es pequeño, comparado con el de ellos, y que se lo puede vencer. Preparan sus planes para apoderarse de las riquezas y gloria de la nueva Jerusalén. En el acto todos se disponen para la batalla. Hábiles artífices fabrican armas de guerra. Renombrados caudillos organizan en compañías y divisiones las muchedumbres de guerreros. {CS54 722.1}
Entonces Cristo reaparece a la vista de sus enemigos. Muy por encima de la ciudad, sobre un fundamento de oro bruñido, hay un trono alto y encumbrado. En el trono está sentado el Hijo de Dios, y en torno suyo están los súbditos de su reino. Ningún lenguaje, ninguna pluma pueden expresar ni describir el poder y la majestad de Cristo. La gloria del Padre Eterno envuelve a su Hijo. El esplendor de su presencia llena la ciudad de Dios, rebosando más allá de las puertas e inundando toda la tierra con su brillo. {CS54 722.3}
Inmediatos al trono se encuentran los que fueron alguna vez celosos en la causa de Satanás, pero que, cual tizones arrancados del fuego, siguieron luego a su Salvador con protunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y de la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las épocas que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la “grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas ... de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos.” Apocalipsis 7:9 (VM). Su lucha terminó; ganaron la victoria. Disputaron el premio de la carrera y lo alcanzaron. La palma que llevan en la mano es símbolo de su triunfo, la vestidura blanca, emblema de la justicia perfecta de Cristo que es ahora de ellos. {CS54 723.1
Los redimidos entonan un canto de alabanza que se extiende y repercute por las bóvedas del cielo: “¡Atribuyase la salvación a nuestro Dios, que está sentado sobre el trono, y al Cordero!” Vers. 10 (VM). Angeles y serafines unen sus voces en adoración. Al ver los redimidos el poder y la malignidad de Satanás, han comprendido, como nunca antes, que ningún poder fuera del de Cristo habría podido hacerlos vencedores.
En presencia de los habitantes de la tierra y del cielo reunidos, se efectúa la coronación final del Hijo de Dios. Y entonces, revestido de suprema majestad y poder, el Rey de reyes falla el juicio de aquellos que se rebelaron contra su gobierno, y ejecuta justicia contra los que transgredieron su ley y oprimieron a su pueblo. El profeta de Dios dice: “Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyó la tierra y el cielo; y no fué hallado lugar para ellos. Y vi a los muertos, pequeños y grandes, estar en pie delante del trono; y abriéronse los libros; abrióse también otro libro, que es el libro de la vida: y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los libros, según sus obras.” Apocalipsis 20:11, 12 (VM). {CS54 723.3}
Apenas se abren los registros, y la mirada de Jesús se dirige hacia los impíos, éstos se vuelven conscientes de todos los pecados que cometieron. Reconocen exactamente el lugar donde sus pies se apartaron del sendero de la pureza y de la santidad, y cuán lejos el orgullo y la rebelión los han llevado en el camino de la transgresión de la ley de Dios.
Por encima del trono se destaca la cruz; y como en vista panorámica aparecen las escenas de la tentación, la caída de Adán y las fases sucesivas del gran plan de redención. El humilde nacimiento del Salvador; su juventud pasada en la sencillez y en la obediencia; su bautismo en el Jordán; el ayuno y la tentación en el desierto; su ministerio público, que reveló a los hombres las bendiciones más preciosas del cielo; los días repletos de obras de amor y misericordia, y las noches pasadas en oración y vigilia en la soledad de los montes; las conspiraciones de la envidia, del odio y de la malicia con que se recompensaron sus beneficios; la terrible y misteriosa agonía en Getsemaní, bajo el peso anonadador de los pecados de todo elmundo; la traición que le entregó en manos de la turba asesina; los terribles acontecimientos de esa noche de horror.
Entre la multitud de los rescatados están los apóstoles de Cristo, el heroico Pablo, el ardiente Pedro, el amado y amoroso Juan y sus hermanos de corazón leal, y con ellos la inmensa hueste de los mártires; mientras que fuera de los muros, con todo lo que es vil y abominable, se encuentran aquellos que los persiguieron, encarcelaron y mataron.
Allí hay sacerdotes y prelados papistas, que dijeron ser los embajadores de Cristo y que no obstante emplearon instrumentos de suplicio, calabozos y hogueras para dominar las conciencias de su pueblo. Allí están los orgullosos pontífices que se ensalzaron por encima de Dios y que pretendieron alterar la ley del Altísimo. Aquellos así llamados padres de la iglesia tienen que rendir a Dios una cuenta de la que bien quisieran librarse. Demasiado tarde ven que el Omnisciente es celoso de su ley y que no tendrá por inocente al culpable de violarla. Comprenden entonces que Cristo identifica sus intereses con los de su pueblo perseguido, y sienten la fuerza de sus propias palabras: “En cuanto lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mí lo hicisteis.” Mateo 25:40 (VM). {CS54 726.1}
Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna. {CS54 726.2}Es entonces evidente para todos que el salario del pecado no es la noble independencia y la vida eterna, sino la esclavitud, la ruina y la muerte. Los impíos ven lo que perdieron con su vida de rebeldía. Despreciaron el maravilloso don de eterna gloria cuando les fué ofrecido; pero ¡cuan deseable no les parece ahora! “Todo eso—exclama el alma perdida—yo habría podido poseerlo; pero preferí rechazarlo. ¡Oh sorprendente infatuación! He cambiado la paz, la dicha y el honor por la miseria, la infamia y la desesperación.” Todos ven que su exclusión del cíelo es justa. Por sus vidas, declararon: “No queremos que este Jesús reine sobre nosotros.” {CS54 726.3}
Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y cuando las ondas de melodía inundan a las multitudes fuera de la ciudad, todos exclaman a una voz: “¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los siglos!” Apocalipsis 15:3 (VM). Y cayendo prosternados, adoran al Príncipe de la vida. {CS54 727.1}
El universo entero contempló el gran sacrificio hecho por el Padre y el Hijo en beneficio del hombre. Ha llegado la hora en que Cristo ocupa el puesto a que tiene derecho, y es exaltado sobre los principados y potestades, y sobre todo nombre que se nombra. A fin de alcanzar el gozo que le fuera propuesto—el de llevar muchos hijos a la gloría—sufrió la cruz y menospreció la vergüenza. Y por inconcebiblemente grandes que fuesen el dolor y el oprobio, mayores aún son la dicha y la gloria. Echa una mirada hacia los redimidos, transformados a su propia imagen, y cuyos corazones llevan el sello perfecto de lo divino y cuyas caras reflejan la semejanza de su Rey. Contempla en ellos el resultado de las angustias de su alma, y está satisfecho. Luego, con voz que llega hasta las multitudes reunidas de los justos y de los impíos, exclama: “¡Contemplad el rescate de mi sangre! Por éstos sufrí, por éstos morí, para que pudiesen permanecer en mi presencia a través de las edades eternas.” Y de entre los revestidos con túnicas blancas en torno del trono, asciende el canto de alabanza: “¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!” Apocalipsis 5:12 (VM). {CS54 729.1}
A pesar de que Satanás se ha visto obligado a reconocer la justicia de Dios, y a inclinarse ante la supremacía de Cristo, su carácter sigue siendo el mismo. El espíritu de rebelión, cual poderoso torrente, vuelve a estallar. Lleno de frenesí, determina no cejar en el gran conflicto. Ha llegado la hora de intentar un último y desesperado esfuerzo contra el Rey del cielo. Se lanza en medio de sus súbditos, y trata de inspirarlos con su propio furor y de moverlos a dar inmediata batalla. Pero entre todos los innumerables millones a quienes indujo engañosamente a la rebelión, no hay ahora ninguno que reconozca su supremacía. Su poder ha concluido. Los impíos están llenos del mismo odio contra Dios que el que inspira a Satanás; pero ven que su caso es desesperado, que no pueden prevalecer contra Jehová. Se enardecen contra Satanás y contra los que fueron sus agentes para engañar, y con furia demoníaca se vuelven contra ellos. {CS54 730.1}
Los impíos reciben su recompensa en la tierra. Proverbios 11:31. “Serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Malaquías 4:1. Algunos son destruidos como en un momento, mientras otros sufren muchos días. Todos son castigados “conforme a sus hechos.” Habiendo sido cargados sobre Satanás los pecados de los justos, tiene éste que sufrir no sólo por su propia rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios. Su castigo debe ser mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después de haber perecido todos los que cayeron por sus seducciones, el diablo tiene que seguir viviendo y sufriendo. En las llamas purificaderas, quedan por fin destruidos los impíos, raíz y rama,—Satanás la raíz, sus secuaces las ramas. La penalidad completa de la ley ha sido aplicada; las exigencias de la justicia han sido satisfechas; y el cielo y la tierra al contemplarlo, proclaman la justicia de Jehová. {CS54 731.1}
Mientras la tierra estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador, es para su pueblo un sol y un escudo.Apocalipsis 20:6; Salmos 84:11. {CS54 732.1}
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado.” Apocalipsis 21:1 (VM). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado. {CS54 732.2
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado.” Apocalipsis 21:1 (VM). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado. {CS54 732.2
Sólo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado.
El dolor no puede existir en el ambiente del cielo. Allí no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo. “Y la muerte no será más; ni habrá más gemido ní clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya.” “No dirá más el habitante: Estoy enfermo; al pueblo que mora en ella le habrá sido perdonada su iniquidad.” Apocalipsis 21:4; Isaías 33:24 (VM). {CS54 734.3}
Allí está la nueva Jerusalén, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, “corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios.” “Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como el cristal.” “Las naciones andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traen a ella su gloria.” El Señor dijo: “Me regocijaré en Jerusalem, y gozaréme en mi pueblo.” “¡He aquí el tabernáculo de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y el mismo Dios con ellos estará, como Dios suyo!”Isaías 62:3; Apocalipsis 21:11, 24; Isaías 65:19; Apocalipsis 21:3 (VM). {CS54 734.4}
“Y a toda cosa creada que está en el cíelo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, las oí decir: ¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!” Apocalipsis 5:13 (VM). {CS54 737.1}
“Y a toda cosa creada que está en el cíelo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, las oí decir: ¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!” Apocalipsis 5:13 (VM). {CS54 737.1}
El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor. {CS54 737.2}
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