El Grande y Terrible Día del Señor
EL GRANDE Y TERRIBLE DÍA DEL SEÑOR
"Ya que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡qué clase de personas debéis ser vosotros en conducta santa y piadosa!", 2 Pedro 3:11.
"En su estado de inocencia, el hombre gozaba de completa comunión con Aquel “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.” [1] Pero después de su caída (Adán) no pudo encontrar gozo en la santidad y procuró ocultarse de la presencia de Dios (Gén 3: 8-10). Tal es aún la condición del corazón que no ha sido regenerado. No está en armonía con Dios ni encuentra gozo en la comunión con Él. El pecador no podría ser feliz en la presencia de Dios; le desagradaría la compañía de los seres santos. Y si se le pudiese admitir en el cielo, no hallaría placer allí. El espíritu de amor abnegado que reina allí, donde todo corazón corresponde al Corazón del amor infinito, no haría vibrar en su alma cuerda alguna de simpatía. Sus pensamientos, sus intereses y móviles serían distintos de los que mueven a los moradores celestiales. Sería una nota discordante en la melodía del cielo. Este sería para él un lugar de tortura. Ansiaría esconderse de la presencia de Aquel que es su luz y el centro de su gozo. No es un decreto arbitrario de parte de Dios el que excluye del cielo a los impíos. Ellos mismos se han cerrado las puertas por su propia ineptitud para el compañerismo que allí reina. La gloria de Dios sería para ellos un fuego consumidor. Desearían ser destruídos a fin de ocultarse del rostro de Aquel que murió para salvarlos". – {CC 17.2} "Camino a Cristo", pág 17, Ellen G. White, 1892.
Jesús hizo una alianza con Noé por medio del arco iris que surgió en el cielo después del diluvio en, por el cual, el arco iris le recordaría a Jesús de que nunca más iría a destruir toda la carne mediante aguas. Por ello, Jesús en Su palabra profética nos relata que todos los hombres impíos serán destruidos mediante el fuego consumidor que emana de Su gloria cuando viene en breve como Rey de reyes a recoger los frutos de Su trabajo en Su segunda venida para llevar a Su pueblo, Su iglesia ("ekklesia" = pueblo o agrupamiento de personas) de Cristo, los justos o santos que duermen en Cristo y los justos vivos (el grupo de los 144.000 que son sellados en Ap 7:1-4) para llevarlos a las moradas celestiales por El preparadas, conforme lo prometió a Sus discípulos.
Deut 4:23-24 "Dios es el fuego consumidor"
Hebreos 12:28,29 "....porque Dios es nuestro fuego consumidor".
Éxodo 24:15-17 "el fuego consumidor es la gloria de Jehová"
Apoc 15:2 "Vi tambien como un mar de vidrio mezclado con fuego". La gloria de Dios esta por encima de ese mar y, al reflejarse la gloria de Él sobre el mar, parece que hay un fuego que brilla del mar.
14 "... ¿Quién de nosotros podrá habitar con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros podrá habitar con las llamas eternas?”
15 El que camina en justicia y habla con rectitud, el que aborrece el lucro de la opresión, el que sacude sus manos para no recibir soborno, el que tapa sus oídos para no oír de hechos de sangre, el que cierra sus ojos para no ver la iniquidad," Isaías 33:14, 15.
Los que van a vivir en media de las llamas eternas no son los impíos sino los justos. Los justos, que tienen el carácter de Dios podrán vivir en medio del carácter de Dios, en medio de Su gloria (Isaías 33:14-15). Porque los impíos no podrían subsisitr, el fuego los consumiría, ellos no han desarrollado un carácter semejante al de Cristo mediante un relacionamento diario con Su Palabra. Dios como fuego consumidor es autoabasteciente.
El día y la hora en que Jesús vendrá no importa a nosotros, importa prepararnos como si Él viniese hoy, puesto que no sabemos cuando moriremos y, cuando muramos, Él ya vino pues nuestra inmediata percepción después de nuestra muerte, caso estemos preparados y separados en el juicio de Jesús como siendo del grupo de los justos, será de abrir nuestros ojos en nuestra bendita esperanza, nuestra resurrección, y ver a los ángeles nos despertar de nuestro sueño para nos dirigir hacia las moradas celestiales en compañía de Jesús en aquel grande y terrible Día del Señor cuando Él viene a nuestro encuentro para la cosecha final.
Y recuerden, Jesús no vino ni vendrá nunca en secreto, pues "He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá" (Ap 1:7), ni crean en las fábulas del arrebatamiento secreto.
Video de 2 minutos con comentarios del autor de esta lección 12: "El Día del Señor":
https://www.youtube.com/watch?v=z6P_ja136wc
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